sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Y un café ayuda?

De nada estoy segura, dicen en las calles que por las mañanas un café ayuda. A mi no me ayuda, no me ayuda a aligerar la carga, ni a pensar tranquila, no me ayuda a borrar tu sonrisa ni a acercarme a tu vida.

No se que hacer, me siento partida. Me siento herida y confundida. Me siento adolorida y llena de heridas, culpa... que tengo culpa, que me siento herida, que me siento herida porque la culpa me come, corroe, quema mi cabeza, mi espalda y mi alma, es ácido te digo, es ácido mi vida.

Y que lo odio, pero lo quiero, y que lo quiero, pero no se para que lo quiero. Estoy confundida, confundida del abrazo y del beso, de las frases lindas, de las miradas tiernas y los ojos tristes, de las sonrisas, de la buena ortografía, del tiempo y de la distancia, de la música clásica y la asiática, de la vida que empiezo y la que acaba.

Pero no entiendo, no entiendo porque escribo esto... si en lo único que pienso es en esta maldita distancia. Distancia que viene, distancia que está, distancia que no estaba y que se estuvo metiendo. Te odio, te quiero...y te quiero, pero no se para que te quiero.